A Dios no se le puede comprender fácilmente, cada quien le interpreta según su credo, punto de vista o según su conveniencia, pero podemos coincidir en que cualquier cosa que Dios hace se debe al amor ilimitado que nos tiene a nosotros, sus hijos. Algunos no entendiendo esto atribuyen imparcialidad a Dios y se encargan de cuestionar sus propósitos, esto simplemente se debe a la falta de conocimientos. Los verdaderos hijos de Dios no deben de dar lugar a tales dudas, ni debilitar su fe, ante tales casos.
Todos están buscando la forma o tratando de encontrar a Dios físicamente, otros por su lado están probando su existencia y otros simplemente se desviven en su afán por desmentir su existencia. Los científicos por ejemplo utilizan todo tipo de método para declarar que no han encontrado a Dios en ningún lugar, aunque mediante la visión del amor y el poder de la fe, podemos constatar de su presencia y su manifestación en todo lo que existe. Otros por su lado se han enfocado en preguntar si podemos mostrar su existencia, de la forma más simplista les podemos responder, sin la existencia de Él seriamos incapaces de hablar y movernos, porque todos somos la viva reencarnación de Dios, estamos llenos de su divinidad, no hay nada en el mundo que no sea Dios. Para conocer esa divinidad debemos conocer lo sagrado que está dentro de nosotros.
Esto me recuerda una enseñanza Hindú que nos puede ayudar a entender mejor. “Si tienes sal en la boca, no podrás probar algo que es dulce, solo cuando te liberes de ella y te laves la boca, podrás experimentar lo dulce”. Los malos deseos son en este caso la sal, solo al desecharla podremos experimentar la divinidad, despojémonos de cualidades negativas como: la envidia, el odio, la ira, el ego, el apego a las cosas materiales; de esta forma limpiaremos nuestro corazón y podremos conocer lo sagrado que vive dentro de nosotros, tendremos esa visión de amor que nos permitirá ver a Dios en todo lo que existe, tener una vida basada en la fe, podremos reconocer la verdad y la rectitud como el eje de nuestras vidas, como lo mencionaba en la entrada anterior de este blog, este es el principio de vida, la fuerza que sostiene todo nuestro ser y solo así podremos llevar una vida con propósito. Todo lo demás solo nos satisface el momento, nos da alegría como simple emoción fuerte que se termina en un abrir y cerrar de ojos, pero no una felicidad interior que nos da plena satisfacción, la satisfacción de tener a Dios dentro de nuestros corazones.
me encanta!
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